Cuando desperté solo quedaban sus colillas en el cenicero y una nota en la mesa que me sugería que la rompiera, total para que leerla si ya sabía lo que iba a poner, quizás otra vez llegabas tarde y debías marchar. Me volví a encontrar sola en esa, como cada domingo en el que me dejabas en el portal, ese portal que te eximía de cualquier responsabilidad hacia mi, mejor dicho conmigo.
Jamás lo has hecho bien, pero veo miedo cuando me miras, sabes que han sido años de decepciones esperando un te quiero que nunca ha salido de tu boca.
Ahora vivo, no malvivo, siento y no compadezco, tu gran obra soy yo, no lo olvides, soy yo la que lleva tu nombre aunque escapes, te escondas o pongas excusas, yo seré siempre tu imagen.