domingo, 30 de septiembre de 2012

Dirán que la lujuria pudo con el huracán


   Siempre caía de las ramas altas por torpeza, no me importaba volver a escalar. Temía escapar sin saber a donde llegar, comer de la rama equivocada, caer en un hoyo, dormir en las hojas que me dejaran caer, y tener que volver y volver, cuando se fueron, mis golondrinas.
   Eras tú, la golondrina más preciosa, con las alas más brillante y esbeltas, tintadas de un azul que se camuflaban en el cielo, revoloteabas sin que yo te viera, pequeña. Era mi mejor amiga, quizás porque, en realidad, no me entendía, o más bien porque nadie más la comprendía, era la única que la esperaba, tan cuidadosamente sentada en tus ramas, grandullón.
   Pausada. Calmada. Apática. Deslumbrante. Sin querer fue arrollada por el huracán, pero ella sigue debajo, escondida, el huracán no es más que una cómoda mecedora que la acuna para que no sufra, solo es coraza, solo se desnuda cuando la miras, grandullón.
    Yo era la golondrina dentro del huracán y tu las horas que consigues despellejarme la coraza, volvieron, como siempre, mis golondrinas.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La marea se paró donde nosotros ya no estábamos

Hablabas de ruina y de lágrimas, hablabas de tu miedo a encontrarnos, del mío a no hacerlo. Bebíamos pasando las noches, olvidando las alegrías que habíamos vivido. Malditas sean tus palabras y maldita sea tu boca, que me perdía sin frenos en un bucle de ironías estúpidas. Hablas y hablas sin que yo ya te escuche, olvidas que día es, que ha pasado el tiempo y ya, sin más, salí del huracán que nos envolvía, quedaste solo sin frenos en el frenesí.





martes, 11 de septiembre de 2012

Quédate, muy cerca de mí, que si no yo no comprendo nada.

  Una forma diferente de mirarte a los ojos, cuando el color cambia y te quedas hablando completamente sola, como si fuera un "siempre" que se tambalea constantemente. Soy una soñadora experta en imaginarnos a miles de kilómetros luz lejos de aquí pero una aficionada en poner los pies en el suelo. Si me siento mal ya no te llamo porque tengo miedo, ya veo gris, negro, algún color oscuro para describirnos, a veces.
  Parece que las ruedas del reloj se ralentizan para hacer infernales los minutos que pasan, para que las huellas de la playa se vayan borrando, que ya no haya mas despedidas, ni reencuentros, para que ya no haya nada. Sigo gastando rímel y me sigue sobrando pintalabios, echo de menos que me beses como si no hubiera mañana, sin embargo truena, truena como si me tuviera que despedir.
  De repente, me recuerda lo tremendamente especial que soy y lo tonta por pensar lo contrario, ahí, todo vuelve a cobrar sentido, el color vuelve a ser rosa, y sus ojos como los míos, brillan deslumbrando cualquier noche de insomnio. Y es entonces cuando me pregunto que por qué no llegaste antes a mi vida, que no veo el futuro pero pienso que nos augura millones de aventuras que terminan con un gran beso, una caricia y una sonrisa cómplice.




  

jueves, 6 de septiembre de 2012

No sé donde quedó el rumor que me vio nacer

  Sabes lo que me cuesta perdona y jugaste mal las cartas que te repartiera mi infancia. Ahora nuestra historia la veo más blanca que nunca, una hoja vacía de palabras, el futuro negro, escaso, nulo, como el pasado, fácil de borrar. En breves me toca despegar, me dejas con un nudo en el corazón, escogiste otro barco. Al llorar, no me salen palabras agradables, aunque esta vez las cartas son distintas. Esta vez será mejor marcharme.
  Me dejaste en el portal, con mi hoja en blanco, he intentado marcharme a otro lugar, sin embargo no me notaste fuera, más sencillo era no mirarme, dejar que simplemente no estuviera. Si te sientes mal, extraña la atención que te presté inútilmente, mis cálidas e inocentes primeras palabras que te idolatraban ya desde entonces.
  Recuerda que los días están contados, los dados echados, las cartas jugadas, y nada, nada nos hará creer que la vida puede dar un vuelco, que será todo más fácil de decir, recuerda que te echaré de menos pero que sin ti, también sé ser feliz.

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ser valiente no es solo cuestión de suerte

  Quisiera ser veloz, cambiar de disfraz según la situación, poner contadas veces los pies en el suelo, porque los momentos son efímeros y yo quiero atraparlos todos, quiero incidir en tu vida y regalarte una margarita o quizás más tarde quiera correr, puede ser que no quiera que nadie me entienda. Y si quiero contar un cuento me pondré siempre como la bruja, obvio yo siempre he sido una teatrera y la madrastra siempre fue una incomprendida.
  A ver si es verdad, a ver si es de verdad que esta vez será la realidad y no lo que vayan contando, voy a respirar profundo y cerrar las ventanas de mi intimidad, voy a cuidarte el corazón, hacerte fuerte a mi lado. Sentirás que te miento si me río, pero el viaje no se acaba en decir hola cada sábado, los fantasmas ya no son importantes, las caricias, tus caricias son reales, y quien soy yo? pues la que se duerme en tus brazos.
  Y al caminar, grito aunque se asuste el aire, y esta noche, camino hasta tropezarme. Intento ser tu caminante, la que te llene las tardes de sonrisas y besos, a oscuras. Quiero ser valiente, sin que me adjudiquen agallas en una tómbola, quiero inhalar los segundos que nos queden de desfase, y transformar las minúsculas en mayúsculas a lo que felices se refieren. Quiero creerme fuerte, y soñar que por una vez seré la princesa en tu mente, en la mía no cabe, porque ser valientes ya no es una opción, es nuestra autoestima creciendo en común.