Siento tu nostalgia, entiendo cuando callas o cuando hablas demasiado, comparto tus alegrías y defiendo tus besos. Creo en tus manos, creo a tus ojos acompañados de tus labios intentando explicarme que da igual si es para bien o para mal, todo siempre sale bien.
Añoro tus brazos, recuerdo tu espalda sin mantas en el colchón, como la cubro con mi pelo que se deja arrastrar por ti, tan fácil parece que me engaña pensando que no te vas a ir. En casa las sábanas están frías sin ti, se me secan los ojos porque prometieron que no se rendirían aún al chaparrón matutino.
Te siento, y por eso me doy cuenta de que aún sigo viva, porque tu aliento sigue provocando en mi cuello escalofríos y tu sonrisa sigue dándome alegría al corazón.
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