viernes, 18 de mayo de 2012

Se descosen y tu haces que se descosan más día a día.

Saboreó las fresas del cuenco lentamente apreciando cada mínima sensación de placer al morder aquellas frescas y sabrosas cajitas rojizas. Sentada en la cama miró las nubes que parecían mas blancas que de costumbre y escasos claros más azules de lo habitual, varios pájaros de metal conseguían asombrarla volando sobre su cabeza mientras paseaba por donde nacen las margaritas. Sonreía al recordar que bonita tarde aquella, que bonito lugar aquel, que verdes eran los prados y que suave era su mirada clavada en sus ojos cuando ella cambio el sentido de su cara para no sentirse observada. También recuerda que ruda era su voz gritona enfadada y que tonta se sentía por no haberle dicho nada. Como la quería madre mía cuanto la quería y ahora no es más que arreglos que se descosen tan rápidamente que parecen volar tan rápido como los pájaros de metal. Y no recuerdo los retales que dejaste al marchar, solo me quedo con el placer que sentía a tu lado como cuando como fresas frescas. 

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